Después de aquella mujer mi corazón se quedó como una aldea
saqueada. Es normal que surgiera rencor desde mis tripas. Yo ya sabía desde el
principio que apostaba a caballo perdedor, que aquellos ojos eran dos pozos sin
fondo y aún así quise jugar. Supongo que escribo todo esto para entender y
explicar que, a veces, al cruzarte con alguien, hacen falta dos cosas: conocer
de qué pasta está hecha esa persona antes de poner a su nombre nuestro porvenir
y no sobrestimar nuestras fuerzas, porque hay paredes que nunca se dejan
escalar, montañas imposibles por mucha destreza que tengamos como alpinistas.
11 comentarios:
Lindo micro.
Y en ocasiones hay muros invisibles, que muy pocos ojos pueden llegar a "ver"
Saludos.
Decir esto con poesía, y que se nos vuelva bella una escena tan desolada es realmente grandioso. Me encantó!
Quizás ella solo necesitaba que no la dejaran ser más esa mujer de los ojos sin fondo o que alguien apostara por ella sin saber que la apuesta estaba perdida, para ser por una vez el caballo ganador.
Amar es arriesgarse, es el más placentero de los peligros...
Recién me topo con este blog y sinceramente: me encantó!! Palabras que me han calado hondo!!
Da gusto saber que actualmente la poesía está retomando el cache que tendría que haber tenido hace tiempo, y que lo mas fascinante es que la mayoría de lectores son jóvenes.
¡Hermoso!
¡Hermoso!
Genial....
Almas libres!!
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