7 may 2013

Ahora aquel niño es este hombre


Nací el 1 de enero del verano,
en la primavera de los dientes del invierno,
cuando el otoño guardaba su ropa.
Nací apartando la tristeza con la mano
pero no me llegaba con la fuerza
así que se quedó a mi lado hasta los 20.

Cuando eres niño la vida es un acontecimiento.
Cuando eres niño y no te quieres
el mundo se vuelve pared
y la vida un pedazo calcado del invierno.

Era un inválido emocional,
os juro que lo era.
La soledad me apuntaba con sus cañones
y no encontraba consuelo en nada
pero corría por si acaso hacia los brazos
de mi madre.

Ahora he crecido
y el niño que fui aún sigue presente
en cada una de las arrugas de mi rostro,
asoma la cabeza cuando sonrío
y se asombra cada vez que una persona
realiza un acto bello.

Sé que ese niño sufrió,
que he curado muchas de sus heridas
y que ese niño no debería volver
porque el adulto es más feliz
menos frágil.
Pero algunas tardes lo echo de menos
y entonces me gustaría hablarle
y decirle que me perdone
por no haberle querido algunas veces
y no haberle podido rescatar de aquella infancia
de pies planos
y calles opuestas.

Ahora aquel niño es este hombre.
Cuando hables conmigo,
si puede ser, míralo con ternura
que ya no está pero por algún lugar
aún sigue triste
y le vendría bien todo la calidez
que a aquellos días les faltaba.

7 comentarios:

Marigel dijo...

De niña a niño, que hemos compartido calles, parque y creo que hasta colegio, te mando un globo rojo con un cordel, un capítulo de Barrio Sésamo, y un gran abrazo apretado para que se vayan nuestros miedos y dolores más profundos y no se escapen las ilusiones y ganas de vivir. Un beso de mariposa vecino guapo.

Nery (Segovia) dijo...

Como siempre te digo: Perfecto, maravilloso, increíble! Gracias!

JOAN dijo...

Cuanta ternura y cuanto sentimiento en este poema! Enhorabuena :)

Un abrazo desde Barcelona!!

Anónimo dijo...

MArwan... me fascinas.

Isabel Motos dijo...

No podemos dejar atrás lo que en otro tiempo fuimos...

Irene, dijo...

Increíble.
Sin duda esto es lo mejor que he leído últimamente. Me ha encantado.

http://www.azucarycenizas.blogspot.com.es

Antonio dijo...

A mis cincuenta y nueve, sigo recordando y disfrutando de lo que fui, para ser mejor de lo que soy y aprender algún día a no dejar de ser. A este niño, el olvido lo perdió en el camino de vuelta. Cuanto más niño me siento, menos me echo de menos y más feliz soy.
Un abrazo amigo desde Berlin