Posiblemente las urnas estén cansadas
de recibir los dedos mediocres
de quien lanza votos
hacia el lado doloroso de la desigualdad.
Digo yo que estarán a la espera
de quien guarda la ilusión
de convertir ese recipiente en una fiesta,
a la espera de quien sabe que en una caja de metracrilato
pueden caber los sueños luminosos de los hombres
que quieren democratizar las cosas más bellas del mundo
y reservar el derecho de admisión a la precariedad y sus
antojos.
Digo yo que vayamos a las urnas
con antílopes saltando en nuestro pecho,
con el alma de etiqueta y los zapatos de baile,
con las manos dispuestas a agarrarle la cintura a la
democracia.
No seas otro que permita
que no le dejen buscar un hogar en su propia casa.
Cerremos ya esos votos
que hacen de España un terreno rodeado de vallas
para que los sueños que quieran salir al mundo
no encuentren ningún modo de hacerlo.
Cada voto es un eslabón,
una intención generosa o funesta,
un paso más de carrerilla hacia el vacío
o hacia el barrio más cercano a la justicia.
¿Has pensando ya hasta dónde podemos llegar
lanzando el corazón adentro de esas urnas?
¿De verdad te gusta como está el país en que vivimos?
2 comentarios:
Hola, estoy empezando en este mundillo por así decirlo, y me gustaría mucho tener vuestro apoyo ya que este es un proyecto muy importante para mí, no pido mucho solo que visitéis mi perfil y si os gusta quedaros, os sorprenderé, gracias.
Ya las urnas en Venezuela han cambiado. Para bien. Para mejor. No dejen que España se convierta en una Venezuela, en una Cuba. El izquierdismo radical sólo nos ha dejado desgastados y secos. Véanse en este espejo.
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