Todas las
vueltas que di, todas las cosas que hice adrede para no encontrarme, para no
tener que responder a aquella pregunta: ¿la quieres? La quise, respondí cuando
ya no hubo más remedio, y me fui caminando con aquella mentira gigante cruzando
como una nube negra sobre mi cabeza.
5 comentarios:
Jo, feíto... Es brutal.
Mu-á
M.
Lo bueno de las nubes negras es que se descargan y desaparecen.
http://www.azucarycenizas.blogspot.com.es
.
Hacía mucho tiempo que no pasaba por aquí y me alegra ver que sigues desnudando el alma en cada poema que publicas.
Gracias por seguir!
Un fuerte abrazo
Brutal. En todos los sentidos.
Me encantó!
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