5 sept 2012

Poema sobre el fin de la soledad

En este poema no voy a dejar que entre la soledad.
Si se asoma por esta página la agarraré
–como quien agarra un ratón por su cola
y lo pone frente a su vista como un péndulo-
y la tiraré a la basura.
Cuando el sol doble la esquina de la tarde
la bajaré a un contenedor tres portales más allá,
no vaya a recordar mi dirección,
y unas horas después pasará rápido el camión de la basura
y la triturarán junto a la soledad que hayan decidido
arrojar otras personas, puede que
todas las de la ciudad,
consiguiendo de este modo,
–y gracias al servicio municipal de recogida de basuras-
que mañana todos nos despertemos
en una cama compartida, abrazados,
con el cuerpo amado
al otro lado del colchón.

5 comentarios:

Antonio dijo...

Y déjame añadir amigo, "que la soledad nunca lo sea en tu compañía"
Un fuerte abrazo
Antonio

Marisa dijo...

Tal y como se han puesto las tasas de agua, basura y alcantarillado, el servicio municipal ha de hacer eso y más. Bromas aparte, decidirse a abandonar a la soledad es un bello propósito.


Un saludo.

Isabel Motos dijo...

¿Por qué no? Quizás algún día sea tan fácil deshacerse de la soledad como de una bolsa de basura...

Anónimo dijo...

Siempre habrá algún solitario, porqeu si todos fueran felices acompañados... viviríamos en el mundo de Yupi¡¡ En la variedad está el gusto y porqué no buscarle una ratoncita al ratón??

Anónimo dijo...

Necesitaríamos unas cuantas bolsas casa uno, no crees??el supermercado de debajo de mi casa se forraría..porque las vende a precio de gasolina..