Siempre me pasa en los hoteles
que el tiempo se curva hacia ti
o hacia cualquier otra nostalgia
que esté de temporada.
Los lujos que nos dan por ser occidentales
en realidad no tienen corazón.
Con mi albornoz puesto
siempre queda otro albornoz vacío
como una piñata rota
en el otro colchón de la habitación.
Quisiera que no estuviera tan blanca y lisa
la otra mitad de la cama,
que en la televisión echaran un documental
sobre tu forma de cerrar los párpados
en lugar de naufragar de canal en canal.
Quisiera ver tus manos abriendo el minibar
que lo descorcharan de alegría
llenar de miles de botellitas desmayadas
la mesilla de noche.
Mañana al despertar
le volveré a pedir a la chica de la limpieza
la escoba de barrer la melancolía
le diré que rellene el minibar
por si te da por aparecer
y hacer que este hotel, de golpe,
tenga una estrella más.
12 comentarios:
Cuando acabes con esa escoba para barrer la nostalgia, préstamela. Me encantaría poder hacerlo yo también :)
Un besazo!
Los hoteles son lugares extraños, o nos pesa la soledad o compartimos lo más íntimo de cada uno.
Ten cuidado cuando pases esa escoba, la nostalgia también tiene su punto productivo.
;)
"...la escoba de barrer la melancolía..." qué genial!
Besos
Qué preciosidad...
¡Bravo, guapo!
besos enormes,
Kika
Una especie de "road movie": un viaje hacia la soledad de los hoteles, con la esperanza de que haya alguna estrella más.
Un saludo
A mi también me pasa, no hay hotel que no me transporte y que remueva mis entrañas.
Grande, muy grande...
Los hoteles... Qué ambiente poético tienen y que bien lo dices.
Genial. Esa manera tuya que trasparenta optimismo dentro de la melancolía...
Un abrazo.
¿y qué nº de habitación dices que es?...
"le volveré a pedir a la chica de la limpieza
la escoba de barrer la melancolía
le diré que rellene el minibar
por si te da por aparecer"
Muy muy bueno.
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